Me confiaba mi compadre: “Compadre, tengo un problema con una vieja. La vi en Estados Unidos el año pasado y me enamoré de ella. ¡Grandota como me gustan! Y pa’ pronto me la traje a México.” “Al principio estaba muy ilusionado pero nomás llegó a México y empezaron los problemas. De plano ya no quiso. La verdad es que ya nomás gasto lana en ella pero de plano no quiere jalar. Ojalá pudiera devolverla”.
La historia de mi compadre no es rara. Me he encontrado con personas que compran aparentemente a buen precio una máquina CNC vieja, la cual les dijeron que “estaba trabajando”, nada más la desconectaron y que todo funciona. Incluso algunas la vieron trabajando personalmente. Pero quién sabe qué pasa que al llegar a la planta, esas máquinas dejan de funcionar. Hay quien sospecha que le cambiaron las tarjetas. Puede ser la vibración y los golpes durante el traslado. El hecho es que las máquinas muchas veces llegan y no funcionan. O funcionan unos meses y luego dejan de trabajar. Y viene el problema de repararlas. Muchos talleres crecieron comprando máquinas convencionales usadas. Cuando era necesario un ajuste, en el propio taller se hacía. Se fabricaban las piezas necesarias o se conseguían refacciones mecánicas con cierta facilidad. Pero al tratar de hacer lo mismo con una máquina CNC antigua, se topan con que es muy difícil saber cuál es el origen de la falla, no hay quien les dé servicio, las tablillas electrónicas ya no se consiguen y muchas veces no son reparables pues los elementos fueron descontinuados hace 5, 10 o más años. Al no poder echarla a andar comienzan a buscar técnicos que se las reparen y empiezan a echar dinero a un barril sin fondo. Incluso pagan miles de dólares en traer un técnico del extranjero que les deja la máquina funcionando por unos días más. A veces caen en manos de charlatanes que cobran por dejar las cosas peor de lo que estaban. Después de meses y miles de pesos gastados en una máquina que no funciona se dan por vencidos y la van dejando en el olvido, tratando de olvidar también el dinero y tiempo que perdieron. En contraste, algunos de nuestros clientes han modernizado una máquina CNC vieja que tienen o que compraron “por kilo” en buen estado mecánico. El control antiguo se tira a la basura (o se envía al museo) y le instalamos un control numérico nuevo. En unas cuantas semanas tienen una máquina con las ventajas de un control con tecnología de punta, a una fracción de lo que costaría una máquina nueva de un tamaño similar.
En Viwa ofrecemos tanto maquinaria CNC nueva como sistemas CNC para reconversión (retrofit) de máquinas antiguas. Hemos visto distintos casos de éxito que nos permiten dar las siguientes
RECOMENDACIONES:
Al decidir entre una máquina CNC nueva y una antigua, investigue si existe quién le pueda dar soporte técnico confiable en caso de falla, si se pueden conseguir las refacciones fácilmente y el costo de éstas, pues es común que las refacciones antiguas sean mucho más caras que las nuevas. La máquina usada debe estar en perfectas condiciones mecánicas para que valga la pena, ya que el costo de reposición de un husillo de bolas o la reparación del cabezal puede elevar significativamente el costo de su equipo. Recuerde que un control nuevo no volverá precisa una máquina desgastada. Si decide comprar una máquina CNC antigua, considere que probablemente el control le dará problemas. Pague por ella como si el control fuera inservible. Considere en el costo total el costo que implicaría instalarle un sistema de CNC nuevo. No se deje llevar por el tamaño de la máquina. Tal vez pueda conseguir por el mismo precio una máquina antigua más grande que una nueva; sin embargo el consumo de energía (y el costo) será mayor al operarla, y el costo de una reconversión será más elevado también. Como le dije a mi compadre, “Compadre, ¡aguas con las viejas! Se ven muy buenas, pero ¡ah cómo nos dan problemas!”